Un día como hoy, quedará en las retinas del recuerdo de aproximadamente 9 millones de votantes y demás ciudadanos ecuatorianos regados por los distintos continentes. Un contundente resultado, un SI abrumador en cada rincón del país que no hizo mas que reafirmar el poderío electoral que posee el señor Correa y su séquito de colaboradores, pues constituye a su vez un golpe letal a una creciente oposición que se encuentra a la expectativa de los resultados oficiales, aun así sin esperanzas.
Un día como hoy, no es mas que una razón de alegría para el 70% de electores que apoyaron la propuesta constitucional formulada por la Asamblea Constituyente meses atrás, una derrota más de la “partidocracia” y el comienzo de un nuevo Ecuador; para otros es un día en el cual la historia se re-escribe con una tinta muy distinta a la acostumbrada en las constituciones pasadas. Esta nueva tinta dirige al país hacia un camino de colores diferentes, hacia ese sendero socialista que genera incertidumbre, hacia ese proyecto idealizado por Hugo Chávez y don Fidel, y por sobre todo que motiva interrogantes: ¿será éste el camino correcto que debemos seguir? ¿Habrá el pueblo ecuatoriano elegido correctamente? ¿Habremos caído una vez más en aquella amnesia política que nos ha caracterizado a lo largo de la historia?.
Aun así, y por encima de aquellas incógnitas, me intriga sobre todo saber ¿qué es lo que realmente le espera a nuestro “altivo” y “soberano” Ecuador? sin más discusiones sobre cuál dichoso artículo genera controversias o se interpreta a través de ambigüedades, sobre quién es el pelucón o el correísta; a partir de un día como hoy, esa discusión tiene que madurar, tiene que superar aquellas barreras del si y del no y tiene que transformarse en un puente que una las diversas posturas existentes, todo aquello por el bienestar de nuestra sociedad. Hay que minimizar las diferencias, fortalecer los vínculos, necesitamos trazar objetivos comunes y trabajar hombro a hombro en la construcción de este Ecuador que se nos ha presentado.
Lo hecho esta hecho y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo, tenemos que enfrentar este nuevo reto de ser ciudadanos comprometidos y, vigilantes día y noche por el correcto accionar de esta nueva clase política que dominará nuestro país; no podemos esperar más a que los resultados se den por arte de magia, no podemos seguir mas con los brazos cruzados viendo como nos arrebatan las esperanzas, hoy es aquel día en el cual a pesar de las derrotas, seguimos en pie de lucha constante, no por la oposición, no por la desunión, sino por la vida y nuestro futuro, por cada uno de nuestros derechos y nuestra Patria, por nuestros hijos, por nosotros mismos.
Esta nueva constitución trazará las nuevas reglas del juego en el campo ecuatoriano, si es cierto, pero aún bajo ese concepto, dicha constitución no será mas que una herramienta para la formación de un nuevo despertar, sea quien sea que la use, que no sea por intereses propios ni mezquinos, que el Presidente cumpla sus palabras, que exista el dialogo y la comunión entre los ciudadanos, esto es algo que jamás hemos podido lograr en esta larga carrera democrática.
Pero nunca es tarde, nunca es tarde para empezar a ser lo que debemos ser, nunca es tarde para responsabilizarnos por lo que ha sucedido en estos últimos años, pues si esa es la verdad, los culpables somos todos, no solo la “clase política” que acostumbradamente hemos atacado, es cuestión de actitud, es cuestión de reflexionar y asumir ese rol, el rol de ciudadanos ecuatorianos.
Pero ahora ¿que significa ser ciudadano?, lastimosamente la historia nos presenta una realidad que no es fácil asimilar, ser ciudadano en nuestro país se ha limitado al cumplimiento del sufragio, a rayar una papeleta por el mejor postor o el “menos peor” de los candidatos, hemos sido un electorado prostituido por el neo-populismo, campañas y campañas que no hacen más que aclarar el nivel de ignorancia y apatía que nos domina, los golpes económicos, la fuga de cerebros y manos de obra, la falta de credibilidad en nuestras capacidades.
Así, en este contexto desilusionador, apareció Rafael Correa con una propuesta de cambio, radical en todos sus aspectos. Lo logró, no hay duda de aquello, arrasó en cada proceso electoral que le toco vivir desde su llegada al poder Ejecutivo, un gran mérito, merecido o no lo logró, hoy Ecuador ya no es el mismo.
Pero, no todo es color de rosas para el gobierno, como mencionaba anteriormente, hoy existe una oposición, una oposición que se diferencia a cualquier otra, una oposición de espíritu joven y sedienta de respuestas, esa oposición etiquetada entre otras como majadera, pues espero desde la distancia que sigan en pie de lucha, pues es su hora.
Un día como hoy no es más que un día más, un día mas para decir basta a la pasividad, basta de buscar culpables entre la multitud, basta de señalar a los que no piensan igual a uno. Este es un día para mirar hacia atrás, observar aquellas pisadas que nos han guiado hasta donde nos encontramos hoy, asimilar nuestros aciertos y nuestros errores y seguir caminando con la frente en alto, creyendo que somos capaces de ser mejores. Habrán obstáculos, posiblemente el poder que se le ha otorgado al Presidente cause peores males que soluciones, posiblemente dicha medicina será peor que la enfermedad.
Esto recién empieza, que el tren no parta sin nosotros, no bajemos los brazos, el futuro esta en nuestras manos, el hoy es nuestro.
XSV.
