Transcribo un artículo que me hizo llegar un lector, Carlos Limongi Hanna:
En Septiembre del presente año, los más de nueve millones de votantes, tendremos en nuestras manos la oportunidad de dar un giro en histórico en la vida política del país, es necesario, al momento tener una idea clara de lo que podría ser la nueva carta magna y basado en ello decidir lo que mucho se publicita en estos días, sí o no.
Luego de seis meses de “elaboración” del proyecto de nueva constitución por parte de la asamblea que se someterá a referéndum, la visión de algunas personas respecto al tema no es alentadora para el oficialismo, si bien se instaló la tan ansiada Asamblea, ésta en su mayor parte no estableció concretamente a donde se quiere ir e inclusive trajo a grandes rasgos un recuerdo de lo que solía ser la entidad mas repudiada por los ecuatorianos EL CONGRESO
Artículos llenos de subjetividad que dejan abierta la puerta para que el funcionario de turno utilice su discreción a su mayor antojo, inconsistencias jurídicas y la aprobación de más de 200 artículos en dos días, marcaron la tonalidad de lo que fue lo que algunos llamaron la gran esperanza de cambio.
Yo voto no, si bien ansío un cambio para mi país, no deseo un cambio totalitarista, mucho más allá de los temas trillados que se tocan en las sobremesas, que si el aborto, que si Dios, que si esto o lo otro, creo que existen temas de interés general más amplio que afectan a todos sin duda alguna.
1. El dólar no consta como moneda oficial: Al leer el proyecto emitido por la Asamblea, y las declaraciones de asambleístas del oficialismo que tildan la incursión del dólar como un “ataque a la soberanía”, no se establece en ningún momento el dólar como moneda oficial, no soy fanático de la incursión estadounidense pero debemos recalcar que la moneda ha traído estabilidad y ha controlado los niveles de inflación ya que esta no se emite aquí.
Al no establecerlo como moneda oficial, se corre el grave riesgo de que en cualquier cambio de moneda (a una de menor “peso” en el mercado internacional) los bienes tanto muebles o inmuebles se deprecien en su costo, siendo así que lo que se invirtió hoy por 1.000 dólares mañana se tendrá que vender en 2.000 pesos, aunque esos pesos convertidos en dólares no excedan los 500.
Aparte de la estabilidad algo muy bueno de la dolarización, fue que le quitó el poder de hacer billetes al Banco Central y de la misma manera detuvo la depreciación de la moneda, es decir, ante cualquier problema financiero, el Banco Central emitía billetes para salir del problema, al contar con una moneda emitida por el Banco Central (que con la nueva constitución será una dependencia más de la Función Ejecutiva, véase No. 5), corremos el grave riesgo de depreciar de nuevo una moneda haciéndola más débil por su falta de respaldo lo cual hace crecer el nivel inflacionario.
Recordemos que esto lo viene persiguiendo el presidente desde su llegada al poder.
2. No existe equilibrio ni estabilidad en los procesos presidenciales: En los últimos 10 años más de 5 presidentes. El proyecto de constitución en su artículo 105, da la potestad para que una persona en goce de sus derechos políticos pueda revocar el mandato de autoridades públicas una vez cumplido el primer año de gestión, es decir cualquiera que se sienta aludido por decisiones tomadas en el ejercicio de un cargo público, puede revocar el mismo (la ley no establece causales para ello).
De la misma manera el artículo 150 faculta al Presidente poder disolver al Congreso por algo tan sencillo como obstruir el plan de desarrollo nacional (concepto indeterminado, véase el no. 4)
Así las instituciones públicas podrían estar “mudando” constantemente de personal y las políticas de cada institución variarían según el funcionario de turno, dando inestabilidad a los procesos de administración, es imposible pensar que en un país desarrollado se puedan revocar los mandatos de las autoridades por simple decisión del ciudadano, si bien podemos poner el ejemplo de Estados Unidos, vale más poner otro ejemplo, en Francia actualmente muy pocas personas tolera al actual presidente, Nicolás Sarcozy, pero ni una de ellas piensa en revocar su mandato, porque existe la cultura de la ESTABILIDAD, que le hace tanto falta a este país.
3. Inconsistencias, elección de diputados a que tengas 18 años: No soy extremista y tampoco discriminador, si bien todos tenemos derechos de elegir y ser elegidos, en el caso de la Función Legislativa es diferente y mas especial, el artículo 119, establece como requisitos para integrar el órgano legislativo, son solo tener 18 años de edad y estar en goce de los derechos políticos. Cabe hacer la reflexión que, si el Congreso en su tiempo fue la barbaridad máxima, justamente era porque no existía gente especializada en diferentes temas.
Tenemos que mantener claras nuestras ideas, esta función precisamente es la encargada de elaborar las leyes que nos regirán, por los mismo deberían ser creadas por cuerpos de especializados, es decir, que el 70% de los que conformarán la Asamblea Nacional sean personas con títulos superiores en diferentes carreras.
4. Conceptos indeterminados: A lo largo de la constitución observamos que se utilizan verbos que se prestan a la subjetividad excepcional de los funcionarios, palabras como subsidiariedad, solidaridad, equidad, buen vivir, pueden ser interpretados de diversas maneras, siendo que lo que para mí es solidaridad, para otra persona no lo es. No puede haber un cambio sin decisiones concretas, sin conceptos determinados, el doble discurso se puede aplicar muy fácilmente.
5. Centralizadora: La constitución por ser aprobada, protege mucho al Estado, le da muchas potestades y el Estado como bien lo dijo el Sr. Presidente “NO ES UN BUEN ADMINISTRADOR”, al darle más atribuciones, como la de los espectros radioeléctricos, registro de personas, entre otros, inclusive, el Estado no cuenta con los elementos prácticos y peor aún financieros para poder ejercer todas las atribuciones que se le pretende dar.
Es más, el Banco Central, pierde su autonomía y pasa a manos del ejecutivo, de esta manera se pierde la armonía de poderes. El ejemplo más claro de ello es Guayaquil, quien descentralizó y concesionó la mayoría de sus servicios, dándolos de manera más efectiva y personalizada (agua potable y alcantarillado, seguridad, salud etc.).
6. No se atacan a los problemas jurídicos del Ecuador: El voto facultativo, que era tan importante para que las decisiones electorales sean tomadas por personas que estén interesadas, no fue tocado, simplemente se mantuvo el voto obligatorio, el votar por obtener el certificado para hacer los trámites burocráticos necesarios.
7. La creadora del proyecto no tomó en cuenta las minorías ni los procesos: No hace falta ser un genio para ver lo que está a nuestra simple vista, en las sesiones donde se debió aprobar la mayoría de artículos, los asambleístas de minoría, o es decir los que estaban en contra de los textos por aprobarse (en algunos casos los oficialistas también) no eran tomados en cuenta, dejando en plena evidencia la falta de democracia y la exclusión de la que fueron víctimas quienes no estuvieron de acuerdo con lo que el oficialismo pronunció.
8. Las transitorias: Es el intento del Estado para en el momento de la “transición” puedan meter mano específicamente en los temas que no pueden tratar tan abiertamente como LA FUNCIÓN JUDICIAL.
Queda claro entonces, porque voy no, es un no al pasado y un no al futuro totalitario, pero, consiente que no debemos ser parte del problema y debemos ser parte de la solución, que no hemos de quedar en lo mismo de antes ni peor que antes, es necesario realizar observaciones y sugerencias, después del no, el verdadero cambio...
Democracia incluyente y no totalitaria: es necesario que se respete la diversidad de criterios y que las personas que ejerzan cargos públicos no sean oficialistas a muerte o borregos.
Descentralización: Darle competencias suficientes a los municipios, quienes en fin, son los que palpan más de cerca la realidad de los problemas, autonomía financiera para los mismos, para que realicen mas obras con más presupuesto (75% de lo que generan) y que no reciban una limosna del Estado.
Concesiones de servicios públicos: Se trata de personalizar el ejercicio de las actividades en las que se encuentra el Estado, por personas que son 100% capaces y preparadas para lo mismo, por ejemplo; más caro le sale al Estado hacer hospitales y pagar sueldos de doctores y soportar paros clínicos todos los meses, que concesionar dicho servicio a una empresa especializada en el tratamiento del tema.
Carlos Limongi Hanna.